lunes, 25 de octubre de 2010

CUESTION DE IMSPIRACION

Me piden que escriba. Hago un intento, pero mi inspiración se ha ido. Está lejos de mis dominios. Lejos. En un rincón oscuro e inalcanzable, donde se tejen los sueños que no despiertan hasta pasar el invierno. Me vuelco en la angustia de este tiempo sin retorno, buscando palabras con las que pueda trenzar la madeja de frases que reflejen mis pensamientos más remotos. Pero el estío me deshoja. Me derrite junto con estas páginas que intento salvar del fuego, de un olvido involuntario.

Observo a mí alrededor. Busco ayuda en mis semejantes y huyo con gente que pasan deprisa, cargando maletas repletas de quimeras sin materializar. O con otros que caminan desgarbados por el peso de un pasado insoluble, que va deformando sus huesos.

Miro al cielo y me pierdo en la espesura de infinitas interrogantes, que vuelan con el viento hasta disolverse en la nada o  me hundo en el océano, intentando cristalizar el sonido de un momento, en el vaivén azul e incansable de su vastedad. Pero me detengo en esta línea, al silencio de mi voz. En el mutismo de este instante en que pretendo recolectar, a través de un soplo, viejas palabras  que motiven mi inspiración, para anudarle las alas junto a los arpegios asonantes de una canción olvidada que te pueda regalar.

©Ingrid Gómez Natera
26/7/3

Esta imagen es bajada de Internet



lunes, 4 de octubre de 2010

ESTOY DE VUELTA

Estoy de vuelta. Sin ruido y con calma vengo a entregarte lo único que poseo: un susurro imperceptible, una página arrugada con estas letras que intentaron ser un verso, las líneas de mis manos que me unen a tu destino y el sentimiento engrandecido que habita en mi pecho. Te daré un beso en la nariz y una mirada azucarada que te haga sonreír… entonces me haré dueña de tu sonrisa, te quitaré la camisa y con ella haré la bandera de libertad que me despierta, que me derrite las rodillas en cada paso que me acerca a ti, mientras espero a que Morfeo te devuelva a mis brazos, en esta mañana azul poblada de libélulas.

¡Ah! pero apenas respiras y no sabes que estoy aquí, porque duermes profunda y plácidamente ajeno a mi presencia. Ajeno al sacrificio que me costó llegar a esta frontera que divide mi universo en fantasía y verdad, donde se me dobla el horizonte y el sol se hunde efervescente en la mar. ¡Si vieras como se vació el océano en mi copa y el sol tomó la forma de un gajo de naranja! pero no lo ves… y no ves que estoy tan cerca, embriagada, sorbiendo tragos de mar y retorciendo el horizonte hasta que quieras despertar y tan solo te des cuenta que estoy de vuelta… que acabo de llegar.


Imagen tomada de Internet
        Ingrid Gomez Natera 2005