miércoles, 21 de julio de 2010

Los que falsificaron la firma de Dios



Después de pasar este libro muchos días de un lado a otro de mi desordenada e improvisada biblioteca, decidí un día empezar su lectura, que luego de terminar me dejó con ciertas espinitas de diversas índoles. 

La política no es un tema que me apasione, al contrario, suelo ponerle una cruz bien negra cuando se trata de ello. Confieso que este libro pasó un par de años sin que yo quisiera hacerle el favor. Independientemente de la controversia que desató a raíz de su publicación, acontecimiento del que apenas me enteré, allá por el año de 1992, de tan comentado escándalo. Pues mas bien, siendo yo demasiado joven, enfrascada en mi aprendizaje de diseño de modas, aprendiendo que una pulgada se divide en octavo y en dieciséis, a dibujar los croquis y etc., etc., no cabía en mi cabeza tiempo para pensar en asuntos que derivaran de la política. 

He leído el libro y debo decir que la primera parte me gustó, la manera de introducir al lector en la historia, la profundidad que le da a los personajes, el tratamiento al ambiente y el escenario me parecen buenos. Sin embargo en la segunda parte, se me perdieron los personajes que consideré en un principio principales, en un ir y venir de personajes y acontecimientos marcados por las incógnitas. Además de una historia-cuento –leyenda que se narra allí, que no lo pude encajar de ninguna manera en la trama.

La historia: empieza cuando, Antonio Bell, un joven seminarista de apenas catorce años, es apresado y torturado por los hombres de Tirano (Trujillo) porque, supuestamente, ha hecho actos en contra del régimen. El Dr. Mario Ramos (Balaguer) recomienda hacer pasar al muchacho por loco y el joven es llevado nuevamente al seminario donde los curas, todos falsos, mentirosos, hipócritas, cobardes hacen de todo para que efectivamente el muchacho pase por loco.  Arturo y Frank, seminaristas también y amigos de Antonio, le ayudan a escapar del seminario usando las mas diversas estrategias, para salvarle de una muerte segura. Aquí termina la primera parte.

 Luego, unos cuantos años después, cuando Tirano ha muerto y el gobierno es precedido por el Dr. Mario Ramos, cada uno de los jóvenes ha escogido su camino. Arturo y Frank irónicamente son colaboradores del gobierno de Ramos, un hombre que no les simpatizaba en la época del seminario, pues lo consideraban responsable directo de la suerte de su amigo Antonio. Sin embargo, Antonio se queda en el anonimato moviéndose a la izquierda del gobierno. Se hace un retrato morboso del presidente y de su familia, al igual que de sus allegados y por lo que se deduce, es la finalidad de la obra.

Conclusiones: Considero la obra, mas que una novela, la entrega de unas memorias ajenas desde un punto de vista no muy amable. En una biografía como esta, ¿Por qué no usar los nombres reales? No habría mucha diferencia. Lo demás, lo que me ha dejado con cierto sabor extraño en la boca, con una balanza oscilante, con un indefinido sentir… me lo reservo.


Viriato Sención, nace en San José de Ocoa, Republica Dominicana, en 1941. Luego de la caída del régimen de Trujillo en 1961, logra ir a realizar sus estudios de Ciencias Políticas en Costa Rica y desde 1989 reside en Estados Unidos donde estudió Literatura Hispana. En 1993 a esta obra, Los que falsificaron la firma de Dios, se le otorgó el Premio Nacional de Novela, sin embargo por decisión del gobierno, se negó entregar dicho premio al escritor. Escribió La enana Celania y otros cuentos 1994. 

8 comentarios:

  1. Saludo, mi querida compatriota.
    ¿Sabes?, yo también he leído varias veces esta obra (pero muchas varias veces) y jamás le he encontrado otro sentido que no sea el denominado panfletarismo político literario; o sea, se hace una obra sobre una época política y sus personajes y se aprovecha el momentun para poder venderla. Fíjate bien que el reguero de polvo que, tal libro, levantó en aquel momento, hoy en días, no lo posee ya; en cambio otras obras como CIEN AÑOS DE SOLEDAD o PANTALEÓN Y LAS VISITADORAS o EL QUIJOTE, por sólo citar tres, sí han podido trascender en el tiempo y el espacio y, cada días que pasa, captan nuevos lectores para sí, lo que no sucede ni sucederá jamás con este tipo de adefesio literario a que nos tienen acostumbrado aquí en la República Dominicana...
    Un abrazo, querida amiga Vicsabelle.

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  2. muchas gracias por relatarnos parte de esta obra -se ve interesante-.
    un abrazo

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  3. Hola Vicsabelle, por lo que cuentas, la novela es casi un pretexto para hablar de política. Como dices, la primera partes se ve muy interesante, lástima que el personaje Antonio se haya diluido en el resto de la historia.
    Me gusta tu sentido crítico, y el no dejarte llevar por las modas literarias.

    Un beso,
    Blanca

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  4. Gracias, Reltih por tu grata visita. Siempre es interesante conocer el punto de vista de los demas.
    Abrazo

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  5. Rodolfo, te alabo el valor de haberlo leido tantas veces¡¡¡ Yo no podría aunque buscara algo mas escondido entre sus líneas. Como he mencionado antes, detesto estos temas políticos y mas aun cuando se desvían de esa manera. Lo leí para tener mi propia opinión. Prefiero constatar yo con mi ojos y mis manos a que me lo cuenten. Me decian que era un ´super´ buen libro, extraordinario y una injusticia las manifestaciones en su contra¡¡¡

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  6. Eso creo yo, Blanca, y pienso que tenemos libertad de expresión, pero hay un momento, una linea, donde se separan los derechos de uno con los de los demás. Pero mas que un pretexto para hablar de política, me da la impresión que se trata de un asunto personal...

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  7. No soy buena lectora, cuando tomé la Novela Los Que Falsificaron la Firma de Dios no la podía soltar. Me gustó. Me satisfizo comprobar que esta novela dominicana tuviera ese amarre con el lector.

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