Mañana, 27 de febrero, es un día muy importante para los dominicanos, el año 167 de nuestra Independencia. Se habla del trabucazo de Mella en la Puerta de la Misericordia ; de la bandera tricolor de María Trinidad Sánchez, enarbolada por los patriotas en la Puerta del Conde, hoy Parque Independencia; del grito de libertad que retumbó en las calles de la Zona Colonial , de la gesta heroica de los que participaron en la Capital. En fin, las hazañas de nuestros héroes independentistas.
Sin embargo, en escasos libros oficiales de historia dominicana, por no decir ninguno (y esto me recuerda la entrada de Blanca Miosi, Novela historic o Ficción), se enseña o rememora que el primer grito de independencia fue dado en San José de Llanos, el 26 de febrero de 1844 por Vicente Celestino Duarte, hermano del Padre de la Patria Juan Pablo Duarte. En ese entonces él se encontraba recogiendo hombres y persuadiendo a la gente de la urgencia de la independencia. De allí partieron hacia la Capital, arrasando, como dicen, llenos de coraje, para reunirse con los demás grupos que peleaban por la causa.
San José de los Llanos es una población a unos 50 kilómetros de la Capital , perteneciente hoy a la Provincia de San Pedro de Macorís. En su parque municipal se conservan elementos de ese histórico momento, como un cañón y algunas oscuras balas, como también se conserva, en la tradición del pueblo, celebrar tan memorable evento. Desde entonces, el 26 de febrero es un día festivo para los llaneros y todos, todos, desde grandes y chicos, jóvenes y mayores lo celebran con un gran desfile.
Estos desfiles son tan emotivos. A mi particularmente me emociona tanto ver a los niños con sus banderas tricolor, sus uniformes, distintivos de la escuela a la que pertenecen, precedidos por sus orgullosos maestros y maestras, llevando pancartas y letreros. La gente con su mejor atavío, la banda de música, los hombres de a caballo, como antiguos hidalgos con sus sombreros y sus camisas nuevas y botas; las actuaciones alusivas al hecho histórico, las flores, las chicas del batón ballet y el orgullo que se respira y se transmite en ese acto tan respetado y esperado por todos los llaneros.
Un sentir y un orgullo que se ha inculcado por generaciones a los niños, para que ya de hombres y mujeres puedan dar fe de ello, valorizando la libertad, el respeto a los símbolos patrios y el amor a nuestro pueblo, a su tradicón, a su historia...
Esta entrada la dedico al pueblo llanero, en especial a la memoria de Don Sergio Ruiz, historiador, incansable luchador por la preservación del movimiento duartiano.